“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.”
Pablo Neruda
El ser humano es una mezcla perfecta entre aquellos componentes que nunca se hubiesen unido sin el propósito del SER. El empuje, la llama, la ilusión y la esperanza, movilizan esa química perfecta dentro de nuestra “humanidad” que nos lleva a ser más que meros espectadores de nuestro tiempo, sino, aunque a las veces sin proponérnoslo, grandes protagonistas.
Pero en algunas ocasiones nuestra perfección decae haciéndonos creer que estamos al margen de todo, estáticos, viendo y no viviendo la realidad, suponiendo esta óptica, algún tipo de “avería”. Los tiempos que corren nos hacen creer que este tren va tan rápido que ya no podemos seguirlo, nos desvela con sus quimeras, nos muestra lo inexistente, y hasta algunas veces “lo inalcanzable”; nos engañan diciendo que si subimos a “ése” tren seremos “únicos” y en verdad lo único que se consigue es ser un producto de fabricación en serie.
El SER, radica en nuestra naturaleza, el parecer simplemente es una pantalla mediocre que nos limita y hasta nos controla.
Es por todo esto, que hoy y a partir de hoy debemos repararnos, aceptarnos, tomar nuestras historias, nuestras vivencias que alimentaron el ser que creamos y llevarlas como una bandera de nuestra fortaleza, a fin de poder consolidar y disfrutar nuestro camino hacia los sueños que nosotros mismos creamos, pero lo más importante y lo más rico de esta experiencia es disfrutar el proceso. Reconstrúyanse para luego apostar a que el proceso sea un puente en donde acrecienten su ser para llegar a destino con lo mejor de ustedes mismos.